Nos habían hecho pruebas de voz aquel año que habían traído a esta mujer similar a un gendarme maquillado, era el primer año que Mauro no se encargaba del coro de la escuela y a todos nos intrigó la profunda atmósfera de disciplina que se comenzó a respirar en todos los grupos de secundaria.
Nuestra nueva gendarme nos daba un poco de miedo, nunca pudo recordar mi nombre e incluso cuando lo leía por alguna razón lo cambiaba por Elena. Elena era esta chiquilla de segundo de secundaria que había dejado de crecer desde quinto y cuyo vergonzoso número de calzado no sobrepasaba el dos y medio, era bajita, pero estaba segura que no era la MAS bajita.
En el grupo de abajo estaba el niño que entrenaba una hora antes de su clase de tenis y el cual le causaba cierta intriga, era también pequeñito y delgado, demasiado delgado como me imagino debe de verse si alguien decidiera convinar un vegetal extremadamente fibroso con un pequeño esqueleto, fibra y hueso era esta criatura.
Así que después de la primera prueba de voz a los intrigados seleccionados los habían llevado a la cancha de basketball para organizar la nueva formación. A Elena la habían etiquetado con la letra A+ o algo así, pero aparentemente no sabían si colocarla con las voces graves de los hombres o con las voces medias, ese lugar donde los hombres que parecían no haber recibido su dósis hormonal de adolescencia y las machorras parecían entremezclarse en el sonido más versátil de los tres.
Mientras esperaba que le asignaran un destino, deseó con todas sus fuerzas que le tocara cerca del chaparrito fibroso y lo deseó con tanta fuerza que incluso habiendo muchos elementos cuya estatura podía ser clasificada entre ellos dos, les había tocado uno junto al otro. "Esta será nuestra formación de ahora en adelante" dijo la gendarme, a su vez asignándole a Elena la voz media de machorra.
Disfrutaba mucho esos días, porque la disculpaban de clase y siempre le había gustado cantar, aunque fuera himnos militares, talvez incluso los disfrutaba aún más porque le gustaba marcar los acentos que aparecían en la palabra "del cañón" y separar las palabras con fuerza como en la frase"del ar.can.gel di.viiiiiiiii-i-no" además de que le gustaba usar la voz de machorra. El momento del ensayo del coro era su momento favorito del día.
Así, bajo los himnos militares y el gendarme maquillado, pudo crecer en ella un abrumador gusto por el chaparrito que iba a su lado, aunque no se hablasen ni hubieran cruzado nunca una palabra, la gustaba escucharle cantar y mirarle con el rabillo del ojo.
No recordaba que en alguna ocasión el chaparrito le había pedido su dirección de correo electrónico pues pensaba que lo había hecho por mera cortesía, hasta esa tarde que le llegó un misterioso mensaje diciendo que siempre le había gustado mucho pero que pensaba que nunca le iba a hacer caso hasta que finalmente el destino los había colocado juntos en las voces medias, entonces pensaba que tenía una oportunidad porque notaba cómo le veía. El chaparrito preguntaba si quería ser su novia en secreto.
Con dedos temblorosos no sabía que contestar, porque nunca había sido novia de nadie. Así que por instinto se atrevió a contestar que si quería.
Los jueves de coro se convirtieron en un acontecimiento verdaderamente emocionante, mientras le miraba aún con el rabillo del ojo temblaba por dentro pensando "tengo un secreto".
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