A Roberto le gustaba Giselle desde que tenía diez años, sin exagerar. Giselle era la niña popular y desinhibida que era amiga de todos y de nadie. Quien sabe quién le gustaba a Giselle.
Roberto era el niño que tenía la boca rellena de brackets y lentecitos de esos que estaba claro había escogido su mamá. Estoy segura que Giselle nunca notó a Roberto. Ya más grandecitos Roberto se volvió alto y fibroso y resultó una belleza exhuberante al más puro estilo cubano. A mi me gustaba Roberto, y un día que estaba borracho intenté besarle su enorme boca. El tipo se quedó estático y frio, fue como si hubiera besado una mesa. Comprendí que Roberto tenía conflictos para besar gente.
Le pregunté uno de esos días que si la escuela y él mismo sabían que yo le gustaba ¿porqué no éramos novios? y me dice que soy demasiado rara para él. La verdad es que tiene razón, pero me quedo con el corazón bombeando fragmentos de hielo, herida, sola y terriblemente indignada cuando aparece depronto de la manita con la hija de una de las profesoras. La niña más ordinaria que hubiera existido. Sentí mi ego herido también.
La verdad es que no duraron mucho, una semana máximo. Pero pensé que Roberto no sabía escoger a sus chicas y tenía que hacer algo al respecto. Me pareció curioso que Giselle era ahora más accesible y le estuve hablando de lo increible que era Roberto y de lo bien que podrían verse juntos. Se le calentó la cabeza y esa misma noche se lo llevó al estacionamiento pero cometió el error de querer darle un beso. No estaba borracho pero respondió con la misma bocota rígida que yo conocía. Giselle me contó la historia terriblemente desencantada. Es tan difícil crear amor en este mundo, sin embargo descubrí que Roberto era de efecto retardado porque tres años después recordaba con curiosidad aquel beso robado y se le acercaba a Giselle como queriendo saber qué había significado.
Nos encontramos algunos años después en la boda de Abraham. Giselle me dijo, "tú tienes la culpa. Me comiste el coco para que lo besara" me sentí contenta, porque se veían felices. Ha sido esa vez única que he podido crear amor.
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