No sé exactamente porqué habíamos quedado de salir en el centro, donde por dominio público se sabe que los restaurantes turísticos realmente no cocinan bien. Era extraño encontrarnos en un día cualquiera donde ya ninguno estaba bajo los efectos del alcohol ni de la iluminación baja.
Al vernos todo iba bien, al menos para mi, yo era una estudiante cualquiera de historia del arte que amaba las botas baratas y todo accesorio que fuese de color rosa brillante. El era un informático tímido y gracioso, habíamos entablado conversación el día anterior cuando sentados uno junto al otro yo tenía las manos mojadas y discretamente me sequé los dedos sobre la pierna de sus pantalones. "Are you drying your hands on my trousers?" y yo solo pude reirme sin rastro de verguenza, era cómodo estar con él. Así que bajo esa introducción pensé que salir sería realmente fácil, siempre me han gustado los chicos tímidos, así que ya en el restaurante mientras pedía cuatro platos diferentes yo me deleitaba con lo único que había pedido "crema catalana". Y mientras disfrutaba detenidamente mi único plato, el hombre se levantó y se disculpó para ir al baño. Después de un rato me acabé la crema, y esperé y él no volvía. Después de media hora regresa un poco pálido y extraño, y me dice que ya se le quitó el antojo de todas las cosas que había pedido, así que por mi no hay problema y como un pecado terrible a todos los niños con hambre en el mundo, deja la mesa puesta y completa y solo con el platito de crema catalana vacío.
Fuimos por el barrio gótico y el momento en el que se cruzó la entera gama de accesorios para mi taladro Dremel me volví loca en el aparador. Se le ocurrió sacar el comentario de que las herramientas no eran cosas para mujeres y fue en ese momento en el que tuve la revelación de que todo iría mal.
Tiempo después por un amigo suyo, me enteré que el día del restaurante había pasado la cita entera encerrado en el baño vomitando del terror de tener a una chica con cara de niñita comiendo crema catalana en frente de él, y que no había cosa mía que no le produjera pánico, sin embargo frente a mi estaba este personaje "cool" y aparentemente sencillo que me decía que no deseaba involucrarse demasiado conmigo ya que él no era un chico tan intenso. La cuestión comenzó a volverme muy paranóica, era como si estuviera saliendo con el Dr Jekill y Mr Hide y me hubiera encantado poder contarle que lo sabía todo de él por la propia boca de su mejor amigo y que sabía que la verdad de su frialdad era que realmente era una persona muy frágil.
Mientras pasaba el tiempo él se iba volviendo más y más distante, había ciertas reglas que debía seguir, como jamás visitar su casa o conocer a sus amigos, tampoco le gustaba que le regalara flores porque eso era gay además de que "su chica" tenía que traerle la cerveza mientras él esperaba sentado y me pareció que me había metido en un universo diseñado para cualquier otro tipo de mujer menos yo, quería ser pasiente.
Lo corté dos semanas después del día que descubrí que uno de sus ojos era color azul y el otro verde y del día que finalmente pudo comer frente a mi, nunca me dijo que hacía planes en secreto para el día que fuéramos a Inglaterra juntos o que hablaba tanto de mi con su familia y amigos, el día que lo corté simplemente pudo defenderse diciendo que él no estaba listo para la relación seria que yo necesitaba, que para él estaba bien vernos una vez cada dos semanas y no mezclar nuestras vidas demasiado. Según él no había sido nada, yo sabía que se sentía triste porque una vez más sus constantes esfuerzos por mantener a la gente alejada habían rendido frutos alejando a la gente. Yo me sentía triste porque por más que había intentado simplemente no había querido dejarme enamorarme de él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario