Era una persona que no solía pasar desapercibida, sobre todo en una
carrera plagada predominantemente por gays, lesbianas y solteronas.
Así que en cuanto este pobre hombre guapo y heterosexual cruzaba la
puerta todas aquellas mujeres le arrojaban la mirada lascivas y
sedientas.
No le recuerdo, no sé si bajo otra circunstancia me hubiese enamorado
de él o si no hubiese querido al otro talvez me hubiera gustado, quien
sabe, pero por alguna extraña razón después de unos meses de
percatarme del efecto que tenía este hombre en el alumnado en general
me sentí afortunadamente únicay extrañamente inmune a sus encantos.
Era un hombre moreno de ojos bonitos por sus largas y negras pestañas,
pero me parecía sospechoso la minuciosa atención que prestaba a sus
accesorios en general, era ese tipo raro de hombre que en general se
asocia más al mundo gay que de solo estudiarlo cinco minutos sabías la
cantidad de tiempo que había prestado decidiendo la corbatita, el
gorrito o los anteojos que usaría ese día, a la par con el chalequito
o el cinturón de bolitas.
Un día se me acercó en la cafetería, preguntando que ¿cómo estaba el
libro de las dinastías egipcias?. Pregunta extraña. A partir de
entonces me saludaba todos los días.
Aquello fue como destapar la caja de Pandora pues las mujeres solteras
se alzaron recelosas en contra mía y se me acercaban esperando que les
presentara al misterioso hombre de los ojos bonitos, en mi cabeza me
imaginaba regenteando al pobre hombre tímido.
Aquella mañana la mujer que nunca me hablaba se había maquillado
inusualmente, había colocado una rayita blanca sobre sus párpados, muy
discretamente pero un gesto que llamó mi atención porque nunca lo
hacía.
"Oye, ¿porqué no le dices al muchacho aquel que se siente con
nosotras?, miralo que solo esta" y yo lo invité comprendiendo entonces
la razón de la rayita blanca.
El chico, que se llamaba Andrés de hecho se volvió mi amigo mas
cercano de esos dos años de historia del arte, alguna vez me contó que
contrario a lo que la gente solía asumir por sus accesorios no solo no
era gay sino que también tenía una novia que se llamaba Gina.
Extrañamente y muy a pesar de la novia, Andrés tenía un efecto curioso
porque todas y cada una de aquellas mujeres estaban completamente
seguras de que esa tal Gina era en realidad una novia imaginaria,
porque nadie la había visto y eso les parecía muy misterioso.
Dejé de ver a Andrés en cuanto dejé la carrera. Pero cinco años
después me encontré a la que había sido mi primera amiga. Me cuenta
que este año acaba y que ha conocido a un hombre Andrés del que esta
segura esta enamorado de ella, que dice que tiene novia, una tal Gina,
pero solo son mentiras, en realidad solo la quiere a ella.
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